Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.

Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.

13 may 2011

DESPEDIDAS


Todos apretujados en aquel enorme congelador, mis hermanos y yo flotábamos a la deriva. Mucho antes de que llegásemos nosotros al mundo, el curioso electrodoméstico había formado parte del lujoso yate en el que naufragaron nuestros progenitores. Tras la muerte de ella, papá, que nunca nos miró con buenos ojos, nos introdujo en él y nos empujó hacia el mar. No pronunció una sola palabra de despedida, pero al menos pudimos ver a lo lejos a Lunes, el amigo indígena de mamá, despedirse con la mano de nuestras pequeñas cabezas azabache mientras se alejaban de la costa.



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