Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.

Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.

24 sept 2013

TONTOS POR CIENTO


Aburrido de la eternidad, decidió dedicar unos milenios a realizar un estudio serio sobre la viabilidad de la diversidad de especies a las que había dado vida. El experimento era muy sencillo. Consistía en dejar una pareja, macho y hembra,  de cada una de estas especies, en un medio idílico de condiciones inmejorables para la supervivencia y la felicidad. Su estancia en aquel paraíso terrenal estaba sujeta a una única condición, disfrutar de todo cuanto les rodeaba excepto de los frutos de un árbol concreto. No se trataba de que aquellos frutos tuviesen algo de especial. Si así fuese habría bastado con esconderlos. De hecho había cientos ,de idénticas características, a los que sí tenían acceso. Se trataba más de una cuestión para analizar si había dotado a la especie en cuestión del raciocinio suficiente para valorar los pros y contras de las situaciones a las que se enfrentaban. 

 Sólo una hubo que no solo provocó su expulsión, sino que lo hizo además en un tiempo record, dejando en entredicho la infalibilidad del Creador. Cuarenta y nueve de aquellas parejas, antes de ellos, se dedicaron a disfrutar de todo cuanto les rodeaba sin parar siquiera a plantearse su salida de aquel inigualable entorno, y otras cuarenta nueve hicieron lo propio después.


Consternado, aún quiso el Eterno darles una oportunidad de explicarse para tratar de entender dónde debía buscar el error. Al no escuchar más que locuras sin sentido culpando a un insignificante reptil del episodio, dedujo que aquello no tenía arreglo y los dos individuos fueron desechados, expulsados del entorno y abandonados a su suerte.