Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.

Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.

21 oct 2016

FANTASÍA QUIJOTESCA



Pese a los gritos de su buen escudero Sancho, aludiendo a que eran molinos de viento a lo que se enfrentaban, Alonso Quijano dio de espuelas a su caballo Rocinante dirigiéndose hacia el mayor de todos los gigantes que ocupaban la extensa planicie castellana. Tras un hábil movimiento sobre la montura, el caballero logró evitar la descarga del poderoso brazo y colocar un certero golpe con su lanza bajo la axila. La pica se incrustó en la carne tras el violento envite quedando el titán tendido en el suelo y herido de muerte.


El resto de gigantes, tras ver derrotado a su rey de tan valerosa y diestra manera,  y ante la incredulidad de Sancho, se rindieron ante Don Quijote entregándole sus tesoros.



2 comentarios:

  1. Me encanta este "desagravio" de la figura de Alonso Quijano.
    Y qué alegría leerte de nuevo.

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  2. Muchas gracias por seguir por ahí, por leer y por comentar :)

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