Aún no podía hacerme a la idea. Diez seres humanos inmersos en catorce millones de kilómetros cuadrados, y teníamos que acabar en el mismo lugar. La desolación del capitán Scott no puede describirse con palabras. Es como si esa bandera noruega se la hubiese clavado Amundsen en el mismo corazón. No recuerdo un regreso tan desolador. Cinco partimos de la isla y con la muerte éramos seis en la vuelta. Evans volvió a equilibrar el número y, si no lo remedio, mi pierna herida hará que la parca sea la única que vuelva a Inglaterra. He despertado a Henry.
- Tranquilo, solo voy a salir un rato.
Madre mía, vuelve Mecano!!!
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