Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.

Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.

26 abr 2015

Confesiones de café



Delante de un par de cafés, todavía humeantes, los dos hombres conversaban amistosamente sentados frente a frente.

-¿Cuántas veces lo has hecho, Marcus? ¿Y por qué el cigarro de después?

-Han sido pocas, muy pocas, de ahí lo del cigarro. Lo dejé hace años y guardo únicamente un paquete para las ocasiones muy especiales. No faltarán más de cuatro o cinco pitillos. Tras la excitación, el esfuerzo, la pasión… Lo mejor es el cigarro de después, relajado y sin saber cuánto tiempo volverá a pasar.  Realizado, satisfecho, deleitándome, observando el cuerpo desnudo de la chica que yace junto a mí, tranquila, silenciosa…

-¡Muerta, maldito loco, muerta!


-Eso es lo de menos, inspector, son sinónimos –dijo con una sonrisa diabólica en sus labios mientras se lo llevaban esposado.