Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.

Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.

29 abr 2011

HONORIS CAUSA



Todo sucedió en apenas unos segundos. Don Arturo de Moncada, académico, Decano de la Facultad de Letras y profesor intachable, salía de su despacho a las siete en punto de la tarde, cruzaba el campus y se dirigía hacia su automóvil cuidadosamente aparcado en el reservado para docentes de la universidad de la calle Miguel de Cervantes, cuando repentinamente unos encapuchados irrumpieron con violencia en su trayecto para, antes de darse a la fuga, arrebatarle su exquisito portafolios de cuero color avellana y dar con sus eméritos huesos en el suelo.

Un hombre como él, cultivado y acostumbrado a desenvolverse con extrema soltura en el uso del lenguaje, se dispuso en el breve instante que duró  su caída a encontrar las palabras exactas con las que amonestar, al menos verbalmente, a sus asaltantes. Su analítica mente desechaba al instante aquellos términos cuyas acepciones restasen significado a la indignación que sentía; y puesto que un animal es un ser orgánico que vive y siente; un salvaje, el individuo perteneciente a una primitiva tribu; cafre, el habitante de una antigua colonia inglesa; energúmeno, el poseído por el demonio;  bestia, un animal cuadrúpedo; alimaña, el bicho perjudicial a la caza menor; y bruto, el desagradecido hijo de todo un emperador, concluyó su búsqueda vocalizando perfectamente y en elevado tono de voz:

- ¡No sois más que un atajo de seres humanos! 



3 comentarios:

  1. genial! me ha encantado la prosa, y me he reído con la conclusión :)

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  2. Mi otro favorito,un paso más en la puesta en escena,con un ingenioso desarrollo y un edificante final...muy bueno

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