UNA VIDA DE PELÍCULA
Un tal ciudadano Kane siguió el camino de baldosas amarillas, en busca de las luces de la ciudad que se dibujaban a lo lejos. En su odisea personal anduvo bailando con lobos, cantando bajo la lluvia, y doce hombres sin piedad le enseñaron que la vida es bella, que a un ladrón de bicicletas no lo mueve necesariamente la perversidad y que, en estos tiempos modernos, matar a un ruiseñor, persiguiendo la quimera del oro, únicamente se paga con cadena perpetua.
Un bonito amanecer, al volver la vista atrás, se supo con la muerte en los talones y, lejos de pensar en su perdición, se alegró profundamente, pese a no haber alcanzado su destino, de no haber cogido aquel tranvía llamado deseo y de haber seguido esos senderos de gloria hasta alcanzar el merecido crepúsculo de los dioses, donde uno ya no se preocupa por lo que el viento se llevó, y únicamente se escucha el silencio de los corderos.
THE END
Sencillamente genial, de película...
ResponderEliminarNo me he olvidado de ti, ya sabes volveré a ver cómo produces...
¡Me alegro un montón de esta mención y de su publicación!
Besicos.
Busca "Taller Paréntesis" de Málaga hay un concurso acaba el día 30 y es de micros, tu los haces muy bien...
Ah, creo que las he visto todas...
ResponderEliminarMuchas Gracias Cabopá!!! Encantado de volver a verte por aqui.
ResponderEliminarMe he presentado al de Paréntesis también. Envié los textos hace unos 10 dias :D
Hola Alejandro, soy Gerardo, he estado leyendo los microrelatos de tu blog, la verdad es que me han gustado casi todos, pero el mejor con diferencia es este, de pelicula, aprovecho para saludarte que hace ya mucho...yo tambien escribo alguna cosilla de vez en cuando...aprovecho para enviarte uno que escribí hace tiempo, supongo que si te gusta escribir tambien te gustará leer...
ResponderEliminar“TULAYTULAH”
En Toledo hubo un tiempo en que los hombres vivían en paz en las riberas del río y el aroma de sus huertas, se confundía, antes de perderse en el monte santo, con el eco de la voz de las mozas que sonreían entre susurros arrodilladas en sus orillas. Las miradas de unos y otros también se entrelazaban y de vez en cuando, una atenuada brisa acariciaba sus pupilas. Como si no existiera lo tuyo ni lo mío, solo el puntual bufido de la Santa María interrumpía por unos instantes la calma que gobernaba.
Marcos se encontraba al otro lado del tajo, en una mano, sujetaba el Corán, en la otra, el manuscrito que iba a significar la segunda traducción del libro sagrado. Cayó la noche, la clara e intensa luz de la luna hizo que Marcos se estremeciera, el recuerdo de una antigua leyenda golpeó su memoria, al tiempo, entre las aguas y la maleza, vislumbró una figura, sí, era el príncipe Abul-Walid, el espíritu de aquel que desde hacía doscientos años salía de su tumba para contemplar la silueta de la ciudad, de su ciudad; el manuscrito cayó al agua y se hundió para siempre.
Un saludo
Hola Gerardo!! Encantado de saber algo de tí, y mucho más por aqui, sabiendo que visitas mi blog :)
ResponderEliminarMuy chulo tu relato, me gusta, y por supuesto, escribir, para mi, es sinónimo de que también a uno le encanta leer. La verdad es que por aquí no cuelgo todo lo que escribo. Estoy haciendo una recopilación a ver si alcanzo los 100 medio decentes (ya voy por el 80% casi) y pruebo suerte con la publicación. No dudes en seguir mandándome cosas para leer o simplemente algo para saber de tu vida. Mi email, el que mas controlo es que pone aqui en mi blog arqueoale@gmail.com
Un abrazo!