Siempre
he padecido de insomnio. Me obceco y sugestiono con pequeños detalles hasta
alcanzar un estado de desasosiego que me impide conciliar el sueño. Una noche de
desesperación me decidí por fin, tras pasar la soga por mi cuello, a empujar la
silla y dejarme arrastrar por la gravedad. Pese a la arrulladora monotonía del
movimiento pendular, sigo sin dormir obsesionado con el incesante balanceo de
mis pies.
Cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Ítaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.
Cualquiera puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises con una Troya ardiendo en la memoria.
27 mar 2015
12 mar 2015
UN DIA DE PESCA
Los dos grandes peces
se encontraban, como cada sábado, congregados junto al anzuelo. Conversaban animadamente
entre ellos, y habían llevado comida para amenizar la espera.
Pasaron así la mañana y
gran parte de la tarde, hasta que cuando la paciencia comenzaba a escasear,
sintieron que el corcho se elevaba sobre el agua. Súbitamente y al tiempo
dieron al hilo un potente tirón que acabó con el viejo pescador hundiéndose
junto a ellos. Un persistente pataleo primero. Después, esporádicos espasmos
cada vez más intermitentes, hasta que sus ojos incrédulos quedaron fijos en la
eternidad.
Finalmente, al
anochecer, los peces se despidieron y felicitaron por la captura. Había sido,
sin duda, un gran día de pesca.
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